En este artículo te explicaremos qué son realmente los antinutrientes, por qué tu cuerpo no los necesita temer, cómo se encuentran en los alimentos vegetales que probablemente ya comes, y qué técnicas sencillas de cocina, la mayoría heredadas de la tradición culinaria minimizan sus efectos de forma natural.
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- Qué son los antinutrientes y por qué se llaman así
- Principales tipos de antinutrientes y dónde se encuentran
- Evidencia sobre remojo y cocción
- Cómo reducir antinutrientes en tu cocina diaria: Técnicas prácticas y sencillas
- Aplicación práctica: Legumbres, cereales, frutos secos y verduras
- Preguntas frecuentes sobre antinutrientes y cocina diaria
- Conclusión: Los antinutrientes en perspectiva
Qué son los antinutrientes y por qué se llaman así
Los antinutrientes son compuestos naturales presentes en numerosos alimentos vegetales que pueden dificultar la absorción de ciertos nutrientes esenciales, especialmente minerales como hierro, zinc, calcio y magnesio, y también la digestibilidad de proteínas. Pero aquí viene el matiz crucial: el término "antinutriente" no implica que sean necesariamente dañinos.
De hecho, originalmente estos compuestos son mecanismos defensivos de las plantas: sirven para proteger las semillas contra plagas, patógenos y depredadores. Desde el punto de vista de la planta, son muy útiles. Desde el punto de vista humano, su impacto depende completamente de la cantidad en la que los consumas, la variedad de tu dieta y las técnicas culinarias que apliques.

Principales tipos de antinutrientes y dónde se encuentran
Existen varios tipos principales de antinutrientes, cada uno con características y efectos diferentes:
- Fitatos (ácido fítico): Se encuentran especialmente en cereales integrales, legumbres, semillas y frutos secos. Pueden reducir la absorción de hierro, zinc, calcio y magnesio. Sin embargo, el remojo, la germinación y la fermentación disminuyen significativamente su contenido.
- Oxalatos: Presentes en verduras de hoja verde (espinacas, acelgas), remolacha, cacao y algunos frutos secos. Interfieren principalmente en la absorción de calcio. Se reducen eficazmente con la cocción.
- Taninos: Se encuentran en legumbres, vino, té, chocolate y granos enteros. Especialmente afectan la absorción de hierro. El remojo y la cocción los reducen.
- Lectinas: Abundantes en legumbres, cereales y algunos tubérculos. Pueden afectar la digestión de proteínas y ocasionar molestias digestivas si se consumen crudas o mal cocidas. La cocción prolongada, especialmente en olla a presión, las neutraliza efectivamente.
- Inhibidores de tripsina y otras proteasas: Presentes en legumbres y cereales, interfieren en la digestión de proteínas. El calor, cocción y fermentación, los inactiva.
- Goitrógenos: Se encuentran en brásicas (col, brócoli, coliflor, nabos) y soja. Pueden interferir en la función tiroidea si se consumen en cantidad significativa, pero en cantidad normal no es problemático. Se reducen con la cocción y la fermentación.
- Saponinas: Presentes en legumbres y quinoa. En exceso pueden irritar el intestino. El remojo y la cocción las reducen.

Evidencia sobre remojo y cocción
Estudios científicos indican que el remojo de legumbres durante 8-12 horas puede reducir fitatos aproximadamente entre 40-60%; la germinación y la fermentación ofrecen reducciones adicionales y más significativas. Del mismo modo, estudios muestran que hervir vegetales durante 2-3 minutos reduce los oxalatos 30-87%, con mayor efectividad que vapor. Cuando se aplican estas técnicas de preparación, la biodisponibilidad de hierro y zinc tiende a mejorar notablemente en laboratorio, aunque el impacto neto en contextos de dietas variadas es más moderado.

Cómo reducir antinutrientes en tu cocina diaria: Técnicas prácticas y sencillas
Aquí viene lo bueno: la mayoría de estas técnicas son exactamente lo que tus abuelas hacían en la cocina. No necesitas complicarte; la cocina tradicional ya había resuelto este "problema" hace siglos.
- Remojo y cambio de agua (8-12 horas): Esta es una de las técnicas más accesibles. Sumerge tus legumbres o frutos secos en agua fría durante 8 a 12 horas. Luego, descarta el agua de remojo y cocina normalmente. La investigación indica que este proceso reduce sustancialmente fitatos, taninos y oligosacáridos (que causan hinchazón). Es una práctica tradicional simple que ya habrían resuelto intuitivamente nuestras abuelas mientras preparaban las comidas.
- Cocción prolongada (30-60 minutos): Hervir legumbres durante tiempo suficiente (preferiblemente en una olla a presión, que acelera el proceso) neutraliza lectinas e inhibidores de proteasas. Esta técnica es especialmente efectiva para reducir oligosacáridos.
- Germinación (2-4 días): Activa el alimento despertando sus enzimas. Disminuye fitatos y aumenta disponibilidad de nutrientes. Ideal para semillas. Solo necesitas un frasco de vidrio, agua y un poco de paciencia.
- Fermentación (12-48 horas): Es la mejor opción. Los microorganismos comen los antinutrientes. Un ejemplo perfecto: el tempeh casero, el miso, o el pan de masa madre. La fermentación además añade probióticos y mejora la digestibilidad global.
- Cocina con especias: El tomillo, laurel y epazote (en la tradición mexicana) no son casualidad. Reducen oligosacáridos y añaden sabor. Siempre han estado ahí, en la sabiduría popular.
- Combina alimentos estratégicamente: Añade vitamina C (pimiento rojo, tomate, limón) a tus legumbres. Mejora dramáticamente la absorción de hierro. Los ácidos orgánicos ayudan. También: procesa legumbres con grasa (aceite) o junto a verduras variadas.

Aplicación práctica: Legumbres, cereales, frutos secos y verduras
Legumbres (lentejas, garbanzos, alubias): Remoja 8-12 horas, tira el agua, hierve en olla a presión 20-30 minutos, añade especias (laurel, tomillo). Si quieres ir más allá: haz hummus fermentado dejando el puré 24 horas a temperatura ambiente. Si quieres más ideas para prepararlas, revisa nuestras 11 Recetas con Garbanzos de Bote Fáciles y Nutritivas o estas 13 Recetas con Lentejas: fáciles, nutritivas y deliciosas.
Cereales integrales (avena, arroz integral, trigo): Usa pan de masa madre (fermentación natural). O remoja la avena una noche antes (overnight oats) con jugo de limón o vinagre. Hierve cereales integrales con un poco de sal y caldo. Prueba este pudín de chía y leche de avena, el pudín de chía y chocolate o esta avena remojada con chía, arándanos y limón.
Frutos secos y semillas: Remoja 8 horas, enjuaga, germina 2-3 días en un frasco. Come directamente o añade a ensaladas. También puedes hacer mantequillas de frutos secos fermentadas.
Verduras de hoja verde (espinacas, acelgas): Cuece brevemente (2-3 minutos), tira el agua del hervido. Esto reduce dramáticamente oxalatos. Luego prepara como ensalada tibia o plato cocido normal.
Una de las técnicas más efectivas para reducir antinutrientes como los fitatos y mejorar la absorción de minerales es la germinación. Este proceso activa enzimas, mejora la digestibilidad y potencia el valor nutricional de las legumbres. Si nunca lo has probado o quieres perfeccionar tu método, te dejamos nuestra guía paso a paso para germinar lentejas en casa, con todo lo que necesitas para hacerlo fácil y sin complicaciones.
Preguntas frecuentes sobre antinutrientes y cocina diaria
No necesariamente. En cantidades normales, pueden aportar beneficios antioxidantes; son preocupantes solo en dietas muy monótonas sin variedad.
No es obligatorio, pero es recomendable. El remojo reduce hinchazón, mejora digestibilidad y biodisponibilidad. Si no tienes tiempo, usa olla a presión directamente.
No. Las legumbres crudas contienen lectinas potencialmente peligrosas. Siempre deben cocinarse.
Remoja, usa olla a presión, cocina con epazote o laurel, añade comino. Si aun así persiste, consulta a tu nutricionista; podría ser sensibilidad individual.
No son "malas", pero cocerlas brevemente reduce oxalatos. Si tienes cálculos renales o deficiencia de calcio, opta por cocidas o intercala con otras verduras.
No. Los beneficios de una dieta vegetal rica en verduras integrales superan con creces los riesgos potenciales de los antinutrientes. La clave es variedad.
No hay uno "mejor"; depende del alimento y tus objetivos.
Para legumbres: remojo + cocción + especias.
Para cereales: masa madre. Para semillas: germinación o remojo.
No. Un poco de antinutriente es normal e incluso beneficioso. La obsesión por eliminarlos completamente puede limitar tu dieta innecesariamente.
Conclusión: Los antinutrientes en perspectiva
Los antinutrientes son reales, pero el alarmismo que los rodea no tiene base científica sólida. Con una dieta variada, bien procesada y usando técnicas tradicionales de cocina, no representan ningún problema para la salud. De hecho, muchas de esas técnicas -remojo, fermentación, cocción prolongada- ya estaban en la cocina popular hace generaciones porque mejoraban el sabor, la digestibilidad y el valor nutricional del alimento.
Lo más importante es que sigas comiendo legumbres, cereales integrales, frutos secos y verduras. Son alimentos fundamentales en cualquier dieta saludable, especialmente en la basada en plantas. No dejes que el miedo te aleje de ellos; en su lugar, sigue estas sencillas prácticas y disfruta de una alimentación plena, variada y deliciosa.
Gustavo y Joaquin, el dúo dinámico detrás de Nómadas Gourmet, aportan una mezcla armoniosa de arte culinario y narración visual al mundo de la comida vegana. Gustavo, con su Certificación en Nutrición Basada en Plantas, crea platos innovadores y enfocados en la salud que inspiran un estilo de vida sostenible, mientras que el agudo ojo de Joaquin para la fotografía y su amor por la naturaleza transforman cada receta en un festín visual. Juntos, promueven las alegrías de cocinar de manera simple y accesible, animando a comensales de todos los orígenes a incorporar más comidas basadas en plantas. Su misión: hacer que la alimentación vegana sea disfrutable sin esfuerzo para todos, un delicioso plato a la vez.





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